sábado, 17 de marzo de 2012

Tarta KitKat y M&M's y otro aggiornamento de blog



La tarea de actualizar el blog me persigue tanto a veces que me
estresa. Me sucede últimamente que cuando dejo algo a medias o pendiente de hacer, me persigue un malestar incesante que se apropia de mi sueño, de mi apetito y de mi conducta, impidiendo llevar a cabo las cosas que normalmente suelo hacer. He llegado a sentir en mitad de una noche de preocupación ese nerviosismo similar a esas mariposas que fluyen por nuestro sistema digestivo cuando nuestras hormonas se imponen y deciden contra voluntad que ha llegado el momento de ruborizarse ante el estímulo físico y químico que produce el 'amor'... Sí, es un entrecomillado intencionado.



Por eso me resulta curioso que algunos conciban este mini e
spacio culinario-retahílas como un diario personal... ya que no es, ni de lejos, una crónica de mi cotidianeidad ni me supone una obligación, a pesar de todo el agobio que me genera cada vez que tengo en mente un post. Dios, si esto fuera un diario seria caótico.. probablemente tendría una paga por bipolaridad o tal vez sería más lúcida, ya que podría releer mis desvaríos e intentar suavizarlos (ojo, que no
eliminarlos, eso ya lo he dado por perdido).





En c
ualquier caso, está claro que algo no vabien y me jode muchísimo que sea culpa de un mineral. ¿Quién se habrá llevado el que a mí me falta? Probablemente mi madre, que es de quien más quejas recibo, con lo cual doy por seguro que se ha apoderado de las reservas de litio de todas las generaciones posteriores, al menos de las que de mí desciendan...





En este post no hay receta. Cada vez que experimento algún tipo de decoración me gusta utilizar de base el 'Gateau au chocolat', así, si sale mal, al menos estoy segura de que sabrá bien.




La idea de la tarta de KitKat la tomé prestada cua
ndo se acercaba el cumple de Tom, uno de los niños que cuidé durante mi estancia en Vers Pont du Gard, Francia. Todavía recuerdo su asombro cuando por la mañana abrió la puerta del frigo y vió su enorme pastel de dos pisos que, sin duda, causaría la envidia sana entre los amigos.




Os podéis imagina
r mi regocijo ante su expresión atónita.. solo con eso mi regalo era mayor que todos los que él pudo recibir. Decidimos entre su madre y yo prepararle un cumpleaños inolvidable: ella contrataría un espectáculo de magia protagonizado por un bellísimo portugués políglota de ojos verdes e hipnóticos, tez blanquecina y pelo rudo de ébano; y yo me encargaba de toda la merienda.




Entre cacharros, delantales sucio
s y dedos ajenos que en un despiste se sumergían en cualquier masa a modo de cata pasé la víspera haciendo madeleines, cookies, bombones.. y su pastel. Acabé tan harta de abrir y colocar minuciosamente KitKat's que no se me ocurrirá volverlos a probar.. mientras lo recuerde. Y ni qué decir de los M&M's, que nunca me gustaron..



Tom & Yo


Tom & Gordon


Á bientôt, peut-être..

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