lunes, 9 de enero de 2012

Pain au chocolat



Las costumbres se imponen y, como viene siendo tradición, me dispongo a actualizar de nuevo el blog de la forma que más me gusta realizar la entrada de un post: con la paradójica mezcla de recetas antiguas y sentimientos actuales. Sí, parece que sin pretenderlo ésto se ha convertido en un diario testigo de momentos. Al fin y al cabo, de ellos se compone la vida ¿no?




Navidad, extraña Navidad

Debido a una serie de sucesos desafortunados podría etiquetar esta Navidad como 'rara'. Y, aunque en absoluto soy el vivo ejemplo del espíritu navideño, ninguno de esos acontecimientos me ha impedido disfrutarlas. Esperaba encontrar unas cosas y hallé otras.. en referencia a situaciones y personas. Si en el post anterior se me notaba vencida, esta vez creo que me voy con los ojos más aún desorbitadamente abiertos habiendo asimilado ya que todo viene y va, a relativizar las cosas y sobre todo a no crearme expectativas.





A caminar sola me enseñan los días

Si ya me había habituado a despertar cada mañana en ausencia física de tí, al destino se le antoja ahora poner a prueba una vez más mi individualidad y mi autoabastecimiento emocional. Ya no suena el teléfono y eres tú, ni mensaje de buenas noches, ni escuchamos repetidamente esa canción de Pablo Iglesias imaginando aquellos encuentros furtivos, mi piel comienza a no tener memoria y mi último aliento del día ya no sabe a tus besos sino a una copa de anís, aunque estoy segura de que ahí flotan.






Sin embargo, mi retentiva mental hace que el tono de tu voz retumbe en mí de la última vez que hablamos, que dé mil vueltas en la cama mirando una y otra vez el móvil esperando noséqué que me ayude a dormir, que sin que nadie lo sepa siga escuchando nuestra melodía, que en la pasividad de la noche se huelan los ecos de tu piel sobre la mía y, en consecuencia, te instales en mis sueños de manera totalmente involuntaria. Pero ya te digo: solo a veces porque, estaré equivocada o no, pero he llegado la conclusión de que el orgullo es un sentimiento tan noble que es capaz de aliviar las pérdidas que causa. Y bueno, mientras todo esto se digiere y no encuentre sosiego siempre podré perjudicar a mi hígado.






La masa para el pain au chocolat o napolitanas es la misma que la de los croissants, puedes encontrar la receta pinchando en el link. Pero si quieres quitarte trabajo de encima siempre puedes optar por una placa de hojaldre congelada de supermercado. El resultado final no es el mismo, pero.. Independientemente de una opción u otra, lo que tendrás que hacer es estirar la masa dejando un grosor muy fino, cortar en rectángulos y enrollar poniendo un trozo de chocolate en el centro y depositar sobre la bandeja de horno con papel sulfurizado. Pinta con huevo batido y hornea hasta que se doren a 180º ó 200º aproximadamente.
Para darle un buen aspecto, si no tienes brillo pastelero en casa puedes pincelar con mermelada de albaricoque cada pieza para que así se adhieran los fideos de chocolate.




Un brindis por los despertares súbitos.. y algo de chocolate. Feliz año a todos.